Acostumbrado a los ácidos vinos de la ladera sur de los viñedos de Turca, los vinos Brunello de la Toscana, con tan buen paladar, los bebía a litraos como si fuera sangría de Llaviá.
Con la comida tampoco tenía mayor problema. Para él, las pizzas no eran mas que empanadas a las que les faltaba la tapa de pasta superior para dejar a la vista los ingredientes, que tan bien decoraba la su Leontina, y los platos de pasta, no pasaban de ser una especie transgénica y agigantada de los fideos de la sopa festiva del cocido de Caborana.
Lo de las mujeres, le daba mas qué pensar, llegando al convencimiento de que las de Roma eran de otra raza homínida distinta a las de Caborana. No, no porque tuvieran aquello en otra parte o distintamente dispuesto. No, esas aparecerían en la historia muchos años mas tarde con los avances de la cirujía. Lo deducía porque la su Leontina a nada que se sentían calentucos y se ponían a ello, se le quitaba a los cuatro días la regla y, zas, ya estaba embarazada. Cinco años llevaban casados y cinco hijos tenían. Uno por jodienda. Sin embargo, allí en Roma, estando todos los días dándoyos a todas horas y por todos lados a aquellas mujeres, ninguna echaba barriga. Ostia, se decía, si éstes nun son les muyeres que nos van a esperar en el Paraisu, ¿cuáles puén ser?. Ay,..el Paraisu...
- - Despierta, Isogu. Despiertaaaa
- - Qué pasa. Dexaime dormila. Que yo con tanta xuerga ando mediu arrastres
- - Te traemos otro caso del que no encontramos solución
- - Conociéndovos, seguru que ye cualquier pijá
- - Mira, Modestini, dice que le cogieron dos caballos sementales muy bien dotados y se los llevaron donde unas yeguas calientes. Las yeguas empiezan a echar barriga y antes que lleguen a parir quieren saber los derechos de cada uno
- - ¿De los caballos y de les yegües?. ¿Reclamen los caballos la paternidá?.
- - No. No. Los de sus dueños
- - ¿Hubo animus furandi?
- - Hubo, ¿qué?
- - A ver. ¿Los caballos precisaron de mamporreru adicional y cooperante o, na mas agüeyales, montáronles de motu propiu?
- - Ese dato no nos consta
- - Pues cojona, nun faigais como el Garzonis esi y documentai bien el casu. Que si fueron llevaos solo los caballos pa que se dieran un gustu, nun solo nun hai hurtu, sinón que tampocu hai actio in factum ( joé, acojóname lo bien que falo ya el latín esti de los güevos ). Así que recabai mas información, ale.
- - ¿Quién ye el Antonino esti?
- - ¡Loado!, el Emperador
- - Y, qué fue, que ¿fizo´l templu pa rezar el solu?
- - No. Lo hizo para dedicárselo a su amada
- - Qué listu ye, …¿pa que rezara por él?
- - No. Como muestra y homenaje al amor que le profesaba
- - ¿Taba namorau?
- - Fíjate que decía que prefería estar con ella sola en el mismo desierto africano a estar en el Palacio rodeado de mujeres
- - Entós, nunmejodas, nun taba namoreu. Taba llocu. Taba como´n porru
De todas formas a Isongu aquello de levantar un bien inmueble dedicado a la mujer propia le quedó grabado en su mollera en la parte del subconsciente y cuando, pasados unos años, regresó a Caborana, empezó a construir un palacete para la su Leontina en la parte alta del pueblo, a la altura de Sinariego. Como pasó siempre en nuestro país - nosotros en eso no somos diferentes -, nada respetuosos con el patrimonio arquitectónico heredado, sobre sus ruinas se levantó en la Edad Media una Iglesia católica y, pasados unos siglos, cuando el culto Marqués de Comillas construyó allí un edificio de oficinas para la Hullera, recuperó los planos originales romanos realizando una preciosa construcción neoclásica y ésta es la situación física en la que se encuentra en la actualidad:
Foto actual de les antigües escueles de Sinariego,
anteriores oficines de La Empresa,
y ancestral Palacete de Leontina,
tomá del Blog amigo Recuerdos y Añorances