EL LLOCU DE LA FONDIGAYÁ
Al final, una amiga de Caborana me lo hizo llegar como un regalo. El loco del socavón. Y, gustosamente, lo leí.
En primer lugar, la enhorabuena para Tristán, por ostentar la valentía de enfrentarse a 200 folios en blanco y ser capaz de completarlos con una historia. ¿Real?. ¿De las otras?. Nada se escapa a ambas consideraciones. O sea que, de todo un poco.
Después, como la historia se desarrolla, más o menos, en Caborana, lugares y situaciones resultan identificables y familiares. ¡Conoceré yo el famoso “socavón”!. Incluso alguna vez estuve dentro. Estaba en el estrecho y sombrío camino que subía desde El Segundu Riba hasta el Depósito. Al poco de arrancar, nada mas franquear la Reguera de Sinariego. En una raquítica y abandonada huerta. Era una especie de travesal en el que se había provocado un leve derrumbe en la embocadura de acceso que permitía, a la vez que su reconocimiento, el libre acceso a su interior. El carbón estaba muy próximo a la entrada, incluso más cerca que los excrementos de los murciélagos de los que habla Tristán. Y cuando había problemas de suministro de las papeletas del carbón domiciliario, en los casos de las huelgas, por ejemplo, él se prestaba, a modo de galante proveedor de fuente energética, a facilitarnos el negro mineral, en viejas carretillas, para abastecer las cocinas bilbaínas de las viviendas limítrofes.
La teoría de la relatividad no me llegó a mí a través de la famosa fórmula de Einstein, si no mediante la literatura. Un lugar, unos acontecimientos, un momento determinado y unos personajes, devienen en una historia que es diferente según la cuente cada uno de los intervinientes. Y, si son cuatro los protagonistas a quienes se les manda relatar lo sucedido y sus consecuencias, tendremos un cuarteto de novelas totalmente independientes. Si la acción se focaliza en Alejandría, completaríamos el Cuarteto de idem. Durrell. Trasladando a Caborana la trama, pasaría lo mismo. Por eso cuando leía el relato, conociendo situaciones y lugares, y controlando el tiempo, me resultan irreconocibles varias cosas. El Conomato que yo sufrí y disfruté, no es el del Socavón. Tampoco los jóvenes éramos como nos los pintan en el libro. Ni los bailes. Ni nuestro papel en los mismos. Ni el de ellas. Las conversaciones tenían otro tono, otras preocupaciones, otros argumentos y distinto manejo. Ni el tratamiento del sexo que, salvo afortunados como el protagonista, para el resto merecía la cortesía de usted. Mucho menos, lo que se veía desde el Cantu. Ni, está claro, el Socavón, para mí Fondigayá. Y no vale argumentar que yo quizás fuese residente en un reducto étnico lingüístico particular. Decirme la verdad, ¿no suena hasta mal, socavón?. Confrontarlo con fondigayá.
Acabar como se empezó, felicitando al autor. Ánimo, que con otros tres atrevidos más en el pueblo, redondearemos nuestro Cuarteto. El Cuarteto de Caborana: La Pitu, El Socavón, Dosi, y Montecastaño.
En primer lugar, la enhorabuena para Tristán, por ostentar la valentía de enfrentarse a 200 folios en blanco y ser capaz de completarlos con una historia. ¿Real?. ¿De las otras?. Nada se escapa a ambas consideraciones. O sea que, de todo un poco.
Después, como la historia se desarrolla, más o menos, en Caborana, lugares y situaciones resultan identificables y familiares. ¡Conoceré yo el famoso “socavón”!. Incluso alguna vez estuve dentro. Estaba en el estrecho y sombrío camino que subía desde El Segundu Riba hasta el Depósito. Al poco de arrancar, nada mas franquear la Reguera de Sinariego. En una raquítica y abandonada huerta. Era una especie de travesal en el que se había provocado un leve derrumbe en la embocadura de acceso que permitía, a la vez que su reconocimiento, el libre acceso a su interior. El carbón estaba muy próximo a la entrada, incluso más cerca que los excrementos de los murciélagos de los que habla Tristán. Y cuando había problemas de suministro de las papeletas del carbón domiciliario, en los casos de las huelgas, por ejemplo, él se prestaba, a modo de galante proveedor de fuente energética, a facilitarnos el negro mineral, en viejas carretillas, para abastecer las cocinas bilbaínas de las viviendas limítrofes.
La teoría de la relatividad no me llegó a mí a través de la famosa fórmula de Einstein, si no mediante la literatura. Un lugar, unos acontecimientos, un momento determinado y unos personajes, devienen en una historia que es diferente según la cuente cada uno de los intervinientes. Y, si son cuatro los protagonistas a quienes se les manda relatar lo sucedido y sus consecuencias, tendremos un cuarteto de novelas totalmente independientes. Si la acción se focaliza en Alejandría, completaríamos el Cuarteto de idem. Durrell. Trasladando a Caborana la trama, pasaría lo mismo. Por eso cuando leía el relato, conociendo situaciones y lugares, y controlando el tiempo, me resultan irreconocibles varias cosas. El Conomato que yo sufrí y disfruté, no es el del Socavón. Tampoco los jóvenes éramos como nos los pintan en el libro. Ni los bailes. Ni nuestro papel en los mismos. Ni el de ellas. Las conversaciones tenían otro tono, otras preocupaciones, otros argumentos y distinto manejo. Ni el tratamiento del sexo que, salvo afortunados como el protagonista, para el resto merecía la cortesía de usted. Mucho menos, lo que se veía desde el Cantu. Ni, está claro, el Socavón, para mí Fondigayá. Y no vale argumentar que yo quizás fuese residente en un reducto étnico lingüístico particular. Decirme la verdad, ¿no suena hasta mal, socavón?. Confrontarlo con fondigayá.
Acabar como se empezó, felicitando al autor. Ánimo, que con otros tres atrevidos más en el pueblo, redondearemos nuestro Cuarteto. El Cuarteto de Caborana: La Pitu, El Socavón, Dosi, y Montecastaño.
LNE
La policía local y Villalta llegan a un principio de acuerdo
El PP culpa al PSOE de pelotazo urbanístico
EL CONCEJAL del PP de Aller, Toño Delpeño, tacha de "pelotazo urbanístico" la puesta en marcha de un proyecto para construir una nueva sede policial en Moreda. Delpeño dice que el equipo de gobierno "cederá los terrenos del Chalet de la Cadena a una empresa para que luego le ceda los bajos". El PP pide sacar a oferta pública esa parcela
- - ¿Cuál yel asombru ahora?
- - Joder, lo de la Policía
- - ¿Qué Policía?, ¿Pasa algo?. ¿Descubriose algo de les recalificaciones?..
- - No
- - ¿Anda de cacería Garzón por Cabaña?
- - Quiá
- - Entós, qué ye. ¿Lo de les ajudicaciones d´obres incontrolaes?
- - Nomenó. Tampoco
- - Ostia, qué ye lo que tantu estraña. ¿La cantidá d´enchufau que tenemos?
- - No, coime, no
- - El qué, puntualiza ¡dunaputavez!
- - Lo de la Policía Municipal
- - ¿La de Coslada?
- - No. La nuestra
- - ¿Qué yos vuelve a pasar?
- - Na. Decíalo por lo de la Casa de Moreda y demás
- - ¡Aaaahhh!....¡Probes!. Ye solo ofreceyos cuatro pijaes, dayos dos palmaes na espalda y subiyos dos escalones na RPT a un par de mangantes de los suyos,… y to a puntucaramelu
- - ¿A cuáles?
- - Joder, a los que vinieron a negociar. Ya s´encargarán ellos de vestir el santu po la cuenta que yos tién
- - Acojónesme con la tu política d´empleu
- - Ye to haber sío antes pinche que cocineru
- - Sera, que fraile
- - De los frailes aprendí lo otro. Lo de dar con nel mazu, al disimulu del ruegu divinu.
- - ¡Qué bien hables!. Paeces un llibru abiertu, aunque pa mi del revés
- - Vas a entendelo ahora. ¿Nun queríen unes dependencies nueves?
- - Sí
- - ¿Había perres pa faceles?
- - Ni un putu perru
- - Pues, onde nun había na, habrá oficines nueves, desprendiéndonos, además, de la obligación de mantener y conservar el chalé de la Viñona y facemos un poco mas ricu a un amigu, que ta dispuestu a ser generosu nel repartu
- - ¡Cagonlaputa!...Perdime
- - Taba hablando d´una propiedá nueva de la multiplicación. Hasta fai poco, cualquier númeru multiplicau por cero, trasformábase, por castigu aritméticu, en cero tamién. ¡Que se joda!, dicía la ciencia.
- - Osties, como se nota que diste clase na Cademia Aller. Sigue, sigue,..
- - Aplícalo al nuestru casu. Partíamos de na. Y acabamos con oficina pa la Policía y algu de calderilla pa tos. Ye dicir: na, por una hábil intervención multiplicativa, en vez de dar na, dio unes poques de perruques
- - Nun salgo del asombru
- - Lo que mas me jode ye que habrá quien lo minimalice y, como si fuera un partíu fubol de los malos, hable de pelotazos
- - ¿Criticar?¿Pelotazos?...Xugá de tiralínies. Madridistas del pijo, son lo que son.
- - Sí, ya veréis. A estes altures, quieren faceme fubolista
- - ¡Qué va!. Hablen de metete nel santoral.
- - Y, ….¿ dexar lo del arcángel?. ….No. No. Por eso nun paso.
- - Loámoste,.....¡¡¡¡SANNNNN GABRIELLLLL!!!!
Va continuar hasta el final...
