L L I B R U
viernes, 29 de junio de 2012
Aunque el Blog está en modo de
pausa (un poco forzada), la publicación de un libro sobre la historia de nuestro
entorno justifica esta nueva entrada. Además, el autor es de Caborana (lo que
confirma la teoría de mi amigo, que mantiene que la distancia entre Caborana y
Moreda es solo de un kilómetro y por eso subimos con frecuencia al pueble
vecino, pero la de Moreda a Caborana debe de ser ladedios, porque no baja ni
aparece por Caborana ningún moredense. Yo, al autor, nunca lo vi en Caborana.
Siempre en Moreda. Subió para quedarse. Y deducía mal, ya os lo imagináis, situando su origen lejos,
en Pallalantrón, por lo menos) y nuestro pueblo es bastante protagonista del
contenido de la publicación.
El libro contiene bastantes
fotografías antiguas. Muchas de ellas publicitadas aquí, aunque no se nos
mencione como fuente de procedencia. Pa qué. Pero, perdonámoslo.
Resulta totalmente sugestiva la
correspondencia, de finales del siglo XIX, entre el subdirector de la Hullera,
Montaves, y el dueño de la Sociedad, el Marqués de Comillas. Desde Bustiello,
tenía que contarle, al Sr Marqués, día a día, todo lo que acontecía en los
límites de su imperio. Desde los avatares de las explotaciones de las minas,
los incidentes locales, las perspectivas de las propiedades anexionables, las
argucias del suscribiente para resolver todo tipo de problemas, las
posibilidades de modernización, la evaluación de las diferencias entre una
explotación de una mina en Bélgica y otra en Caborana, la aparición de las
ideas socialistas por el lugar, el resumen y justificación de una contabilidad
analítica, que seguro no se llevó nunca más, desaparecido el susodicho, en la
Empresa y hasta las educadas habilidades
que utilizaba para deshacerse de la desagradable compañía del borrachete cura de Boo. Con un
estilo impecable, epistolar, de relato
suelto, fácilmente inteligible por quien estaba, en otros menesteres,
rezando, pongamos por caso, a
muchos kilómetros de sus posesiones. Que
no solo debía comprender, sino contestar. Porque Montaves, por lo que se deduce
de sus súplicas reiteradas, no tenía autonomía ninguna (la realidad, no se transcribe, pero era muy otra). Todo lo contaba solicitando contestación
confirmativa. Incluso llega a demandar permiso para acercarse un fin de semana
a Gijón a ver a su mujer e hijas que allí pasaban una temporada de veraneo. En
fin, muy bueno. Pero, te quedan unas ganas locas de leer las contestaciones del
Sr Marqués. Tendremos la ocasión de hacerlo en la novela desmelenada que sé que se está
escribiendo acerca de la vida y milagros del susodicho fuera del ámbito laboral
y epistolar: familia; amigos; aventuras con la joven de estructura
modiglianiana de Grameo, dentro de la Iglesia de Bustiello, disfrazada con los
hábitos virginales; su mercadeo hullero de menudencia; los negocios asociados
derivados de las instalaciones de abastecimiento alimentario de sus
operarios, rezos y súplicas, ...
Los textos del autor te llegan, a
continuación de la correspondencia, de sopetón. Un fuerte contraste. Se cita,
en los agradecimientos, al corrector de estilo. Menos mal.
Otro apartado dentro del libro lo
constituyen las vivencias, leyendas y cuentos, traídos a colación. Cualquier
situación, incluso la más boba, puede resultar, por razones coyunturales, de lo más divertida y simpática
para los participantes en ella. Pero, insulsa, sin sentido y sosa para
cualquier extraño al contexto y a la misma. Leí todas las que se citan, alguna
en voz alta para ver si provocaba risas ajenas, y eché en falta la mano, por
ejemplo, de Maxi, el de Villalpando, para situar perfectamente al lector, en el
momento, lugar y circunstancia, de tal forma que, cuando llegue el momento de
la resolución de la pericia, sea, quien lee, un protagonista más de la historia que se
relata y acabe descojonándose, como lo hizo en su día el autor. Oficio. De todas formas, algo
acaba aprendiéndose: El cafre de Dongermán, el de la Academia, el de las ostias
a diestro y siniestro, no solo había sido jugador de futbol en el equipo de la
Salle de Bustiello, como nos recordaba él tras sus patadas en nuestras espaldas, sino que era,
además, inventor, experto y reconocido luchador de una especie de full contact que se ejercita solo
contra sumisos e indefensos adolescentes. Ese oficio, lo denomina el autor gramatólogo. ¡Hayquejoderse! (No busquéis
en la Wikipedia, que aún no se incorporó el término. Estas cosas van despacio)
La relación de fechas y acontecimientos
son de agradecer. Yo me enteré que mi casa tiene 103 años. Así que mirar, que seguro
que encontrareis alguna curiosa.
Os paso el enlace que posibilita
el acceso al libro. También poseo la versión .pdf y .mobi que, gustosamente,
remitiré a quien me pase un correo demandándolas
Publicado por Un exiliado en 18:08 8 comentarios
VALOR AÑADÍU
viernes, 22 de junio de 2012
Vuelve la gresca minera. Estamos
en ella. Por los recortes. Y con cortes y mas cortes de infraestructuras, como
respuesta. Recortes por recorte. Justa correspondencia, que, sin embargo, no
encaja bien el poder. Y contraatacan. Intoxicándonos, el sistema, con
publicidad engañosa: 2100 € de prejubilación minera mínima. Oye, que yo soy
ingeniero de Endesa y cobro 900 €: ¡quiero ser minero! Y yo soy arquitecto
interino en urbanismo en Albacete y cobro 1100 €: ¡quiero ser minero!. Pues,
anda, que yo soy médico itinerante, con guardias de fin de semana y no cobro ni
800 €: ¡quiero ser minero! Los que no trabajamos: ¡también queremos ser
mineros! Y parecen unas razonables aspiraciones. Pues, venga, que, incorporando
a todos los ingenieros, arquitectos, médicos y parados a la minería, el coste
de la operación sería más barata, es decir, menor, que lo que se pretende
apoquinar a una sola entidad financiera. Con el añadido esencial de que de las
minas se extrae carbón, que se transforma en energía como valor añadido a la
sociedad. ¿Alguien conoce el valor añadido a nuestra sociedad de Bankia,
pongamos como ejemplo práctico? A nuestro nivel: ¿Pasaría algo, se resentiría
la sociedad, si desapareciera, o si se
cerrara? Pues, la broma del mantenimiento, para nada, de la entidad financiera,
se evalúa en miles de millones de euros
(billones de las viejas pesetas), cantidad suficiente para disponer y poner en
funcionamiento una mina propia para cada uno de los antojos de los trabajadores
de ponerse ojerosos al gusto. A propósito, yo soy minero y: ¡quiero ser dirigente de Bankia!. Vale de milongas. Que hay míseras subvenciones y multimillonarias
subvenciones. Que no quiten las de las minas para engordar las de la banca. La canción dice que las dos ocasiones
históricas en que tuvimos que jugárnosla, nos la jugamos. Ahora, las cartas
están repartidas, muchas marcadas, otras falsas, las señas pasadas, el público
expectante y ya no hay vuelta atrás. Los envites ofertados. Y los mercados, por
lo que parece, cerrados. Con tv en directo para Germania. Pero, por favor, no
traicionemos a la historia y no perdamos el órdago.
Publicado por Un exiliado en 19:19 0 comentarios
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