QUÉ COJONES FAIGO YO AQUÍ
A veces me pregunto
qué cojones hago yo aquí,
explicando la historia
que recién aprendí:
los líos de romanos
de moros y cristianos,
el follón del Isongu
y hasta del otro coté,
donde los yankis tienen
el mango y la sartén.
A veces me pregunto
qué cojones hago yo aquí.
Viendo como la tarde
se duerme frente a mi,
mientras usted, don Castaño,
se evade en el jardín,
mirando de soslayo
las piernas de Milagros,
que confunde a los etruscos
con negros del Rancón
entre miradas tiernas
de Calderos el "empollón".
A veces me pregunto
qué cojones hago yo aquí.
Intentando que aprendan
lo de la Ilustración
cuando ellos sólo entienden
cosas del rock and roll
y haciendo que comprendan
una revolución:
la rusa, la francesa,
de Sinariego o de Tutankamón,
y encontrando a Picasso
perdido con Pomposa
y sentado en su balcón.
A veces me pregunto
qué cojones hago yo aquí.
Viendo cómo los días
se pierden sin un fin
y menos mal que a veces,
una tarde de abril
un vecino te abraza
y te dice: Colega,
qué bien que lo pasabamos
en las clases de francés,
con la visión cachonda
del tiempo que se fue.
A veces me pregunto
qué cojones hago yo aquí.
Intentando que olviden
la gris realidad
y rían con la broma
de hacerles comparar
la influencia mudéjar
con el alá bá,
alá bi, alá bá,
alá bim, bom, bá´
el Santigo, el Santiago,
el Santiago ganará,
que gritan desde el Cantiquín
animando al personal.
A veces me pregunto
qué cojones hago yo aquí.
Y en noches de vigilia
te rondan por doquier
los rostros de Amparo,
de Julia o de Sidorín,
y el gesto de aquel chico
que explicaba en rintintín
la batalla mora del Canamal,
en el cruce sobre el rio,
y que leía unos versinos
del Chique o de Jamín .
A veces me pregunto
qué cojones hago yo aquí.
1 comentario:
Parece que esti tren vuelve a funcionar.
Ánimo. Un esfuercín, que el contenido merece la pena.
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