DE TOPO: T O P O N I M I A

sábado, 12 de febrero de 2011



Seguramente nadie en el pueblo cayó en la cuenta de que está en marcha el cambio del topónimo local. Caborana. No, esta vez no lo van a poner en bable. ¡Qué va! Ahora os lo cuento.

El asunto no es nuevo. Ya hubo varios intentos en tiempos pretéritos. Tirad de RAM. El más burdo fue el que se hizo con el letrero que colocaron en el acceso al pueblo por la carretera desde Sotiello. Una plancha rectangular de hormigón, con las letras en relieve sobre un fondo azul cobalto, con la inscripción CABORANA. A la hora de sustentarlo, al aparejador municipal, casado en la localidad, se le ocurrió, como solución estructural propia para soportar el elemento aludido, empotrar el artilugio dentro de la roca que delimitaba, por el margen derecho, la carretera. Agujero en la piedra, encaje de la pieza, mortero sobradamente dosificado de cemento y apuntalamiento temporal hasta el fraguado, … de tal forma que, pasado el tiempo de endurecimiento de la mezcla milagrosa, retirados todos los elementos auxiliares y cautelares, el cartel quedó a la vista de todos, y, ¡manda carayo!, la última sílaba del nombre había quedado dentro del empotramiento, por lo que en virtud de dicho milagro, se comenta que para afrenta de la suegra del técnico aludido pero que, por otra parte, le valió su inscripción en el santoral del Casino de Moreda, durante unos años nos llamamos, es fácil deducirlo, CABORA. Pasaron varias anualidades hasta que decidimos acabar con el desaguisado, rompiendo el estandarte para que, transportando sus escombros hasta la Casa España de Moreda, donde diariamente acudía el técnico citado a formar la guardia matutina, pasara a mejor vida la señalización, aunque, al día de hoy, permanece en su particular altamirana guarida la parte empotrada. Es decir NA. Na de na.

Para modificar artificialmente los límites geográficos y satisfacer, a la vez, las ansias de expansionamiento fronterizo por el sur de Moreda, se anduvo, con el nuevo letrero metálico, en vergonzosos traslados nocturnos, arriba y abajo, despistando al cura y a la guardia civil que, en sus quehaceres diarios, no sabían muy bien hasta dónde tenían que llevar los responsos y los máuseres, respectivamente, uno y los otros. Aquellos maliciosos juegos ya fueron denunciados y abortados en su día por las actuaciones del CALEYERU, y tuvieron cumplido comentario en este Blog.

Ahora la cosa es más grave. Se produce el cambio toponímico en un documento oficial. En uno de los más importantes dentro del ámbito de la administración local. El Plan General Municipal de Ordenamiento Urbanístico y Medioambiental del Concejo. Aprobado por el Ayuntamiento, rubricado por el Principado y dada su publicidad en el BOPA. Así es como nos dejaron el nombre en los documentos gráficos de dicha normativa. Para que no se tome a broma este asunto os remarco el enlace con dicha documentación oficial.



Trasladada la sorpresa recibida, ya convertida en inquietud, al Ayuntamiento, el Consistorio contesta lo de siempre, que no tiene respuesta al efecto. No sabe. El Comendador, ni está ni se le espera. El allegado de su hija anda a vueltas con los papeles de la abdicación. La toponimia como tal no la lleva el Concejal de Cultura. Los Ediles de Moreda, con fuina sonrisa, mascullan: ¡joderos!, que el Alcalde es de Caborana. ¿Plan?¿Qué Plan? Es que, ¿hay otro, a parte del histórico y tuteístico: tu, roba y calla?

En fin, que no hubo más remedio que ponerse en contacto con la CUOTA – Comisión de Urbanismo y Ordenación del Territorio Asturiana – organismo autonómico que aprobó el planeamiento. Muchas evasivas. ¿Pa qué quiés velo?, né, contestaban pasándose de familiaridad. Traslados innecesarios por las oficinas del Edificio Inteligente. Recelos. Temor, mucho temor, no olvidéis que tenemos en el trullo al Consejero de Educación. Parece ser que solo porque no llegó al suficiente en la última evaluación de honestidad. A lo que iba, el tratamiento recibido en cada garito delimitado por el bosque de armarios vacios suministrados (¿gratis?) por Igrafo es de puro houdinismo. Tirando de recursos naturales, de insistencia en insistencia, versus viga atravesá, llegamos a dar con el Expediente del Plan General del municipio de Aller. Un lío de documento. Todo mezclado, bien revuelto y desordenado. Papeles de la Aprobación Inicial, de las Alegaciones públicas, de la Aprobación Provisional, entremezclados sin orden ni concierto. Misión casi imposible. Hasta que se acerca furtivamente un funcionario del Departamento de origen allerano, alertado por algún compañero de la consulta que se estaba efectuando. Presentados, identificado como primo del novio de la amiga de la vecina de la portera de mi casa, le traslado lo que andaba buscando. Me dijo, deja el Expediente. Ahí, no encontrarás nada. Yo tengo una copia del escrito mandado desde el Ayuntamiento justificando el cambio de nombre. Pero, no has de decir nunca quién te lo enseñó. No. ¡Pordiós! Ofende la sospecha. Pacto entre caballeros alleranos.

El escrito es farragoso. Inconexo. Gris. Torpe. Insulso. El escrito, sí. No el Comendador. Que también. Su razonamiento parte de la existencia de una situación similar en el norte de Italia: en un pueblo pobre y minero, como el nuestro. CARBONARA. Donde se preparaba una salsa especial que adquiría un color agrisado al sentarse a la mesa a comerla los mineros con los bombachos del trabajo, de los que se iba desprendiendo el polvo superficial que iba coloreando hacia el payne la pasta y que le dio el prefijo al nombre del pueblo. CARBON. El ARA postrero hace referencia al vertido ulterior que se efectuaba al echarla sobre la pasta. ¿Pasta?¿Ónde?¿Hay que apuntase?¿Habrá pa tos? Ese fue el detonante que originó el cambio toponímico que nos ocupa. Sí. Sí, claro, habrá pa tos. Y pa catarro. Por unanimidad, consta la aprobación.

La similitud era clarividente para la inteligencia de nuestros administradores. CARBON. Carbón, tenémoslo a barullu. Ya, pero, ..¿y la pasta?. La pasta v´apurrímosla el planemaientu. En ello tamos. Tampoco, … tenemos salsa original. Y los paisanos nuestros, siempre quitaben el bombachu pa manducar. Razonamientos todos cartesianos en su conjunto. El que sigue, más aún. Nuestro pueblo, Les Colomines incluídas, se encuentra en la confluencia de la constelación austral de ARA, pobre conjunto de trazo imaginario de estrellas sin brillo. Sí, ¿veis?, va encajando todo. ¿Brillo? ¿Qué brillo? ¿Pa qué? ..¡Cojonessss! ye lo que fai falta.

Al final, para no coincidir exactamente con la localidad italiana y acabar dando el cante en la misma Bruselas, nuestro pueblo pasa a llamarse, tras quitarle la última R a CARBON, como habéis visto en el plano del planeamiento, CABONARA.

No sé si entendí bien lo leído. Tampoco sé, si supe trasladarlo adecuada y comprensiblemente en esta exposición. Ignoro, qué os parece. O si pensáis como un amigo mío, malpensado, que me dice que si no será que el nuevo aprendiz de Comendador, vía abdicación, tiene problemas de dicción con la R. Por qué, le contesto, …si la pasta no lleva R. En origen no, pero la robada sí. Ahhhh, entonces arribamos al c.q.d. (como queríamos demostrar) que andábamos buscando y, por eso el Ministrín sigue en reclusión, por uso y manejo inadecuado de la pasta de todos.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Entiéndese de maravilla. A lo mejor los redactores del Plan y sus contratantes aparecen en los líos adyacentes a la prisión del Consejero. Atentos