PARADÓJICA RUMBA

martes, 29 de diciembre de 2009



Tenía preparada otra entrada, mas propicia para estas fechas. Pero la actualidad y el permanente servicio a la historia local que inspiran este Blog mandan. Y la pauta la señalan vuestros Comentarios acerca de, para mi solo supuesta, relación de Joaquín Manasé con el folclore local. Reconozco el desconocimiento personal de varias de las aseveraciones que formula Cefe al respecto de las giras en las que participa ( ó aba, no se precisa ) el aludido, fuelle de la gaita bajo su brazo izquierdo, divulgando el repertorio de Gapito. Será verdad, no lo discutiré. Pero también lo es que nunca supe de ninguna de sus actuaciones por el entorno de mi Exilio.

Si que soy conocedor de un Estudio que realizó, y que llegó a publicarse, acerca de lo que para él era una paradoja irresoluble entorno a una de las piezas musicales a las que alude Cefe en su Comentario. Concretamente, a la Rumba del Terceru. Ochenta y tantas páginas llenas de tecnicismo, profundos razonamientos, anexos documentales, gráficos interactivos, referencias bibliográficas, anotaciones marginales y planos topográficos, que no llegan a alumbrar la ofuscación mental del autor. Ni la nuestra, si en ella hubiéramos caído.






Dicha paradoja – suya – surge de los datos aportados por Cefe. La pieza original, la Rumba del Terceru, apareció en la casa de Daniel y de Ruperta. Es decir, en el Quintu. Y, cómo es que, habiéndose localizado su origen en el Quintu, la canción se conoce popularmente con la Rumba del Terceru, ¿ehhh?. Parece una pijada, pero, Terceru-Quintu, puesta la controversia esa en manos de una mente intelectualmente privilegiada puede dar hasta para un Estudio publicable. Luego, os explicaré aquello que no tenía nada de paradójico.

Quienes hayan llegado hasta aquí leyendo se preguntarán qué y en qué consiste eso de la Rumba. Yo entiendo por tal un ritmo bailable, similar a la polca, si cabe, para darle mas gracia, un tanto mas asincopado. Pero, tranquilizaros, sin parentesco reconocido con el ritmo caribeño del mismo nombre. La estructura de la canción, según la versión por mi conocida, consta de una introducción, una exposición a modo de propuesta musical, un desarrollo alternativo – carretera, cuarteles, colomines - y una coda final, que se puede simplificar en lAlAlBlAlAlBlBlAlBlBl. Tonos, armonías y alteraciones puntuales, no están en el foro apropiado para ser analizados.

Gapito, la tocaba muy bien ( la gaita, ¡cojona!, muyeres ) . Pero no fue eso lo mas relevante. Como ya se comentó, los originales de la pieza aparecieron en casa de Daniel y Ruperta. Y, lógicamente, fue el entorno familiar el que primero entró en contacto con la partitura. Carito, uno de los hijos de la pareja, tocaba el acordeón y de su instrumento salieron los primeros acordes de la nueva canción. Con Gapito, la tocaban a duo (la pieza, muyeres, la pieza, ¡malpensaes!), resultando sobrecogedores los denominados duelos a gaita y acordeón teniendo como base armónica y tonal a la Rumba del Terceru.





En esas actuaciones duales siempre se quedaba con mal sabor de boca y se cuestionaba, joder, ¡deputamadre!, pero,... si hubiera un terceru. Un terceru. Un chiquilín, un percusionista, intuyo yo que demandaba, como azucar el frisuelu, aquel ritmo infernal. Un terceru. Un terceru. Pero, un terceru,... para qué. Para la Rumba. Desde entonces Rumba y terceru resultaron términos inseparables, y decir rumba originaba la representación mental automática del terceru, de tal suerte que sin Estudio pormenorizado al efecto, el pueblo, sabio, llamó a su rumba con el calificativo del que faltaba, del que se echaba de menos, del terceru en discordia, quedando para la historia como la famosa Rumba del Terceru, paradojas y pajas intelectuales acerca de la controvertida ubicación greográfica al margen.


F E L I C I T A C I Ó N

domingo, 20 de diciembre de 2009






Cada añu, dandoyi a nuestru cubu de semeyes particular, configúrase la felicitación navideña. Nesta vez, tocai´l honor a nuestru gaiteru mayor: Gapito.








PREGÓN NAVIDEÑU

jueves, 17 de diciembre de 2009


Desde este Blog se criticó la designación de los Pregoneros Navideños de años anteriores. Baste recordar, a modo de ejemplo, a Ramiro el Sicoesteta, o al Cura Compartido. Sin embargo, este año, la Junta parece acertar en la elección: un rapaz de Caborana, escritor, polifacético, original, ocurrente, que deletrea en asturiano ...Adolfo Camilo Diaz




SANTA BÁRBARA, BENDITA

lunes, 7 de diciembre de 2009





Dice la leyenda que Santa Bárbara fue una virgen y mártir cristiana del siglo III.

Se desconoce donde había nacido realmente. Si en Nic
omedia. Si en Heliópolis. Si en El Tarancón. Se sabe, eso sí, que era hija de un rey sátrapa, dando a sátrapa la acepción geográfica del término, es decir, la misma que nosotros atribuimos cuando decimos fía d´un rei cazurru, que queremos dar a entender que dicho reinado se encuentra mas allá del Pajares. O sea, que no lo entandáis como una rapaza descendiente de un rey ladino o despótico, sino que Santa Bárbara era hija de un rey de una región persa. De pallá lantrón.




Parece ser que era preciosa. Muy guapa. Alta. Esbelta. R
ubia. Elegante. Bien dotada. Y todos esos atributos físicos habían trascendido del círculo familiar y eran comentados y valorados por todos los varones del reino. Y, aunque con una apreciable sordera congénita, acabaron traspasando su pabellón auditivo los dimes y diretes locales sobre la joven, enterándose de todo ello el padre de las aspirante a miss Nicomedia, decidiendo recluirla de por vida en una torre de planta cuadrada de su propiedad, que solo tenía unos pequeños huecos de ventilación a nivel del piso de la tercera planta. Y allí la dejó recluida cuando partió, el rey sátrapa, para una larga, cruenta y lejana guerra.




Ausente el padre, Santa Bárbara ordenó construir en tres de los laterales de la torre otros tantos grandes ventanales que permitieran visualizar en todo momento su belleza y movimientos desde el exterior. Como no tenía cortina
s, también resultaron de pública, gustosa y plausible visión sus desvestidos nocturnos a la luz de una amarillenta y zigzagueante tea, al acabar cada jornada.

Las aglomeraciones de jóvenes, menos jóvenes y mayores a la hora del poniente y del levante del astro rey, en el entorno de la torre, eran monumentales, y podrían asimilarse hoy a las manifestaciones pro vida madrileñas ( un par de millones, cada día, según apreciaciones de la diócesis de entonces).






Pero, terminó la guerra. Y volvió el padre sátrapa. Y observó de lejos el gentío. Y que sus miradas no se apartaban de los grandes ventanales. Y acabó descubriendo la silueta de su hija. Así que, aunque le costó abrirse paso, a empujones, logró acercarse hasta la entrada de la torre. Ya dentro, interrogó a su querida hija.

  • Pero, Santa Bárbara, qué pasó aquí.

  • Nada.

  • Cómo que nada, y ¿estos huecos?.

  • Nada, padre, tuve que abrir estos ventanales.

  • Y, ¿no bastaba con uno?,¿nada mas que tres?.

  • Sí, tres; responden a un mandato divino.

  • Cómo dices, ho.

  • Sí, padre tuvieron que ser tres: uno para cada una de las figuras de la Santísima Trinidad.

  • ¿Tini…?.


  • Tini, no. …Trini: Padre, Hijo y Espíritu Santo.



Debéis deducir que, a pesar del esfuerzo y de los detalles improvisados por Santa Bárbara, el rey sátrapa no se tragó la disculpa. Y, no solo cerró inmediatamente los ventanales ante el sonoro abucheo de los allí convocados ( asííí, asíií, así nos ciega el rey ) , sino que la llevó personalmente ante el juez, que fue quien dictaminó su decapitación.






El otro Juez, el que todo lo puede, con una idea distorsionada del asunto, por lo que se deduce, para aliviar la pena del padre, le envió un rayo que le alcanzó de lleno, originándole la muerte súbita y fulminante.


Hubo de ser ese rayo divino, el que mató al rey sátrapa, el que relacionara, de forma impropia, a la moza con los explosivos, hasta el extremo de llamar a los depósitos de las municiones y de las metrallas genéricamente como santabárbaras. Y también, como sabéis, por eso repasamos su historia aquí, es la patrona de los mineros, tra la ra la rá, tra la rá.






El pueblo, desorientado, como siempre, invoca a Santa Bárbara cuando truena. Ignorante de los hechos históricos secuenciales. Y es que, pobre Santa Bárbara, ¡qué va a saber ellas de truenos, relámpagos y rayos!, si la mataron antes de que aquellos desplegaran sus perniciosos efectos. En fin, que convendría aconsejar, si acechan rayos, pedir la intervención del sátrapa, que él es el verdadero conocedor de todas sus consecuencias. Hasta de las mortales.

Hay otra visión de Santa Bárbara, que la relaciona con el sincretismo y con la santería, representándola como la deidad del rayo ( otra asignación impropia que tuvo que aguantar in eternis la hija del fulminado rey sátrapa ) que, para que no provocar un empacho de santidad, la dejo para una próxima entrega.




.... ASÍ ESTUVE YO ( 2 )

martes, 1 de diciembre de 2009

.... Continuación

Antes de que desapareciera de mi vista por donde Casa Fernandón, se cruza con otra mujer mas joven que ella. Bueno, de edad indefinida. Ya no me atrevo a predecir años ajenos. Y por los gestos de ambas, deduzco que deben interrogarse alguna cosa. Tras comprender las instrucciones recibidas y despedirse con gracias, de nada, chao, inicia la marcha hacia donde yo estoy. Por fin, menos mal, aparece con quien he de intercambiar recuerdos y nostalgias. Mas, … no entra en el aparcamiento y se dirige por su lateral hacia la bajada a las Casas de los Millonarios. Ehhhh, le digo tímidamente. Interjección que no escucha y que no le impide perderse de mi vista al bordear la pared norte de la planta semisótano de la Iglesia. Grrrrrrrrr, puntual y complementario del can amigo.






Con una interna sensación de ridículo, decido dejar el aparcamiento de superficie y me acerco, carretera arriba, hasta Ca Latas. Había cuatro paisanos en el interior. Uno ojeaba La Nueva España, otro manoseaba unas cartas a modo de juego solitario y los otros dos estaban, en posición de puesto, recostados contra la barra del establecimiento. No reconocí a ninguno de ellos, que podrían tener mas o menos mi edad. Al que viene a cuestionarme lo que quiero, tampoco. Una pinta. ¿Una qué? Una pinta tierra. A por tierra, a la escombrera, escucho que deletrea con sorna el del solitario. Un vaso de vino tinto de Rioja, preciso en castellano alavés. ¿Vale un Ostatus? Sí, por supuesto, finalizo para salir del entrullo. Me acomodo, vaso en mano, en una posición que me permita visionar los movimientos de las féminas por la Carretera General en el espacio comprendido entre Casa Fredo, el de los Arradios, y las Escuelas. Tiene que estar ya al llegar. Oiga, interrumpen mi silencioso acecho. Usted es forastero, ¿vende algo?. No, no. No vendo nada. Nada me atreví a decir referente a mi origen foráneo, primera cuestión planteada. Pasa un vaso de vino. Dos. Y otro, …


Son las 12,45. Nadie. Ninguna. Me estaba embargando una extraña sensación interior. Qué le debo. Vale, gracias, tome, lo que sobra es su propina. Salgo del bar. Me queda un resquicio. Ese que ofrece el cupón, donde la embotelladora de Minovalle, es Chuso. Dame uno para mañana. Dos euros. El se queda con la moneda y yo con el papel. Tampoco me reconoce. Ya se, listillos, que para el resto de los mortales los ciegos no ven, sin embargo mi padre me enseñó lo contrario, ven, aunque lo que les pasa es que no precisan utilizar, como nosotros, los ojos para ello.


Enfilo rumbo al coche, abro las puertas con el mando a distancia, me introduzco con cierta violencia y pongo, de un potente acelerón, en marcha el motor tras un sonoro portazo. No espero mas. No soporto mi situación. No quiero ser en Caborana lo que soy y resulto, como un pato salvaje por el Manzanares, .... un extraño.