F U M O

domingo, 28 de marzo de 2010


Lne.es » Caudal

VILLALTA pone en marcha la inscripción para los cursillos de natación en la nueva piscina cubierta de Caborana.

Grandes colas desde dos días antes, con vecinos acampados en las inmediaciones.





DOS LUGARES DE LA COLA






Fumo. Como dice el titular. Todo el movimiento de las obras se circunscribe a una pala cargadora y un camión. Al ritmo que lleva, la piscina se acabará cuando les pites muden al pelo. .






El CALEYERU, lo recogió en sus viñetas de humor:





19 M. CRÓNICA DEL DÍA DESPUÉS

domingo, 21 de marzo de 2010


Ayer, un día con agradable viento sur y con el sol asomándose furtivamente entre el rápido peregrinar de las grises nubes desde La Santa al Picu Moros, fue la reunión anual de ex-alumnos de la Academia San José. La Sanjosé. La había anunciado, con su cartel, en una entrada anterior.

Tras un apacible viaje, al ritmo de las alegres notas de los Flying Burrito Brothers accedí a Morea por la Calle de la Estación con la intención de aparcar por allí el coche. Ni un sitio. Dobles y hasta terceras anárquicas filas. Seguí pausadamente hasta Les Colomines. Después de alguna vuelta, conseguí estacionarlo por el barrio. Con la gabardina bajo el brazo, sobre las doce del mediodía, me encaminé hasta El Campu, lugar en el que pensaba encontrarme con el resto de los asistentes, la verdad que sin haber quedado concretamente en ningún sitio específico. Lo agradable de la mañana me llevó a sentarme en uno de los bancos públicos que rodean la fuente de la Plaza, con orientación sur y mirando hacia ella
.





Allí estaba, con la sensación de apacible confort provocado por la alta temperatura reinante que se suavizaba por el aire que me llegaba refrescado al sobrepasar, flirteando, por el serpentín que formaban los chorros de agua de la fuente, cuando se me acerca un paisano, del que reconozco inmediatamente su identidad. Tista, El Helaeru. Muy respetuoso, me pide permiso para sentarse a mi lado.

  • - Hola, buenas, ¿puedo sentarme?
  • - Sí. El banco no es mío. Estaba aquí cuando yo llegué. No lo traje yo. De verdad. Siéntese.

Contestación que le provocó una cómplice sonrisa, que facilitó nuestra posterior conversación. Le solicité la confirmación acerca de su identidad. Me dijo, sí, soy Tista. Yo a usted lo conozco, hacía helados en Caborana, justo detrás de la Escuela de la Señora Luz, a la que iba a clase cuando era un crío, le precisé. Intentó disculpar un imposible: que no me reconociera. Para continuar la conversación le pregunté si era de Caborana, a sabiendas de su respuesta negativa porque nunca había perdido el acento castellano en su habla.

  • - No. Nací en un pueblo de Santander. De allí salí a los siete años y, desde entonces, peregriné sin cesar. Me cogió la guerra, tras ella una militarización de tres años en Marruecos, …Y, llegué a Caborana.

Superada la presentación, la privilegiada posición que teníamos, nos permitía divisar toda la perspectiva del entorno del Campu. Y comenzamos a evocar en voz alta los cambios allí ocurridos. Tista, que había consumido muchas horas de su tiempo de juventud con su carro heladero en las inmediaciones, empezó la disertación.




  • - Ese edificio gris, de arquitectura neomoderna es el Centro de Salud, justo donde estaba la Casa de España y el Cine Covadonga.
  • - Por ahí situabas tu el carro, quiero recordar.
  • - Sí. Allí delante. Es un edificio muy agradable, deberías entrar. Tiene un diseño funcional y algún detalle de modernidad elogiable.
  • - Otro día. Hoy me llega con la apreciación desde este punto de fuga.
  • - El otro edificio de mas allá, es el Hogar de los Jubilados. De ladrillo rojo, cara vista, que no aporta nada al conjunto de la Plaza, mas bien desentona. No me gusta.
  • - Bueno, es una consideración. A mí, tampoco.
  • - Y ahí en el medio, estaba la Escuela del Campu.
  • - La recuerdo.
  • - Ahora, montaron ese quiosco de estilo indefinido.
  • - Sí. Pero, en general, la Plaza tiene una configuración aceptable.
  • - Admitámoslo. Sí.


Estábamos es esa plácida y compartida conversación cuando se levanta y me dice:

  • - Bueno, me voy a darme un baño antes de ir a comer.





Y yo no le pregunté, por resultar irrelevante, si había decidido ir al Pozu de Oyanco o al de La Viñona.

Al poco tiempo me levanté y caminé despacio, como demandaba la suavidad atmosférica, hasta las inmediaciones de La Iglesia. Delante de ella, me encuentro con Fredo, del que supuse que estaba allí por el mismo evento que me había trasladado a mí hasta Morea.

  • - Hola Fredo
  • - Hola, hombre, hola. ¿Qué tal?
  • - Bien. Y, ¿tu?

Tras su respuesta, estando uno frente al otro, para no continuar allí como dos pasmarotes, le pregunté una trivialidad, justificada por el tiempo que hacía desde que no nos veíamos.

  • - En qué andas?. A que te dedicas?
  • - Qué es, que no lo sabes?
  • - No
  • - Es imposible.
  • - Joder, no. No me digas que participaste en el último Gran Hermano y no me enteré.
  • - No
  • - Entós?
  • - Soy el Violador del Postigo.

Debí de pasar, vertiginosa y secuencialmente, de una expresión facial de incredulidad a otra de cierto temor, a lo que me respondió Fredo:

  • - Mira

Y tocando un pequeño botón que tenía en la petrina, automáticamente, con un ligero silbido siseante, se le bajó, a tometer, la cremallera de la bragueta. Yo no había ni oído ni sospechado cosa igual. Aquello me había puesto muy incómodo. Así que, aprovechando que pasaba por delante de nosotros una señora entrada en años, de teñido pelo rubio bajo el que intentaba camuflar el dato de su vetustez, aparejada con un aparente abrigo de astracán blanco, prototipo de una asidua asistente a las aburridas tardes del Casino, me tiré a abrazarla, a la vez que la saludaba con dos besos, uno por mejilla.

  • - ¡Hola, mujer!, ¿qué tal?

Como no salía de su asombro, repetí la operación a la vez que le explicaba, entre beso y beso, que debíamos desplazarnos juntos de allí y que la acompañaría, como si fuéramos viejos conocidos. No puso mayor reparo a la invitación e iniciamos la marcha amistosa en dirección a Casa Bayón.

  • - Pero, qué me dices que te dijo aquel que estaba contigo
  • - Nada, sigue hacia adelante. Ya te contaré
  • - Ya me lo puedes contar. Estamos lo suficientemente lejos de él como par que no lo oiga.
  • - Me dijo, que era el Violador del Postigo
  • - Ostia. Venga. Damos la vuelta. Preséntamelo.

Y dimos la vuelta. Repentinamente. Como si acabáramos de darnos cuenta de que se nos había olvidado algo. Lo que no sospechaban los que nos estaban avistando desde las tribunas de las terrazas de las cafeterías adyacentes era que retornábamos a por el Violador. Del Postigo.






Tuve suerte. No hizo falta presentación. Cuando nos acercamos a Fredo, que permanecía a las puertas de La Iglesia, ya habían llegado a la zona mas colegas, entre los que me escabullí como pude, mientras observaba de soslayo como la Rubia y Fredo acabaron haciendo teatral mutis por delante de Casa Gésima.

A partir de aquí, mi vivencia pasó a ser colectiva. Saludos y abrazos. De profesores, solo asistieron Dorita y Lillo. Le dije a la profesora de Geografía que aún recordaba las comarcas y pueblos del país. Le recité, como ejemplo, las de León: Altos Valles Palentino-Leoneses, El Bierzo y La Maragatería, a las que les correspondían los pueblos de Villamanín y Pola de Gordón, Villafranca y Ponferrada, Astorga y león, respectivamente. Y acabé confesando una intimidad, la pena que me daba cada vez que llegábamos a la provincia de Valladolid. Joder, había que decir, Valladolid no tenía comarcas, pero sí pueblos. No tenía comarcas. Sin saber muy bien que eran unas y otros, me daba una pena de la ostia su carencia y se me humedecían solidariamente los güeyos, solo de pensarlo. Pobres. Cómo podrían vivir los vallisoletanos sin comarcas. El azar, en forma de sorteo de la mili, me resolvió para siempre la incógnita.






Después, la comida. Sobremesa. Recuerdos. Y algún descubrimiento sorpresivo. Allí me enteré que Graciano, Graciano García, el ex Director de la Fundación Príncipe de Asturias, estereotipo de personaje de Morea, grandón, campechanote forzado, triunfador y multicondecorado, características que confirman su controvertido posicionamiento acerca de su origen, había nacido en Caborana. No en Morea. Aunque lo diga él. Y aunque lo ponga la Wikipedia. Engañan ambos. Cuando uno nace en los Cuarteles del Segundu Baxo de Caborana, se ye de Caborana. De por vida. A pesar de que el amañado guión necesite poner lo contrario.







Al marchar, me encontré con este despropósito de obra pública. Una rampa, se supone que para eliminar la barrera arquitectónica que representa subir las escaleras que comunican la Calle de La Pulga con la Plaza de La Iglesia, con una pendiente del 50%, donde no se puede superar el 8%. Pa matase. Toda una amenaza y atentado del Gobierno municipal contra la seguridad vial. Y la Concejala opositora, obcecada, intentando hacer navegable el rio. O poniéndonos una escalera mecánica en Caborana. Doblemente lamentable.





NOSOTROS, ... Y ROMA-ROMAE ( 4 ,5)

domingo, 14 de marzo de 2010

...Continuación

  • Exiiiiiiii....
  • Giulianaaaaa.....

No me lo podía creer. Allí teníamos, delante de nuestros morros, a La Giuliana. La Giuliana. Yo la había conocido en Barcelona, en el año 1970 quiero recordar, en el Festival de Música Progresiva matinal del Iris, en el que, la entonces rapaza, hacía sus pinitos roqueros, a la percusión y a la travesera, con Carlos Benavent, Emilio Baleriola y compañía en el grupo Crac, primero, y en Máquina, tras una evolución vertiginosa, a la semana siguiente. Se quedó una temporada por la Ciudad del Sona como si non Sona, frecuentado los ambientes de los Comedores de la Ciudad Universitaria de Pedralbes. Desde allí compartimos, en ventanillas contrapuestas, nuestra afición al tranvía, haciendo idas y retornos indefinidos en la línea 49, desde Atarazanas a la Escuela de Ingenieros.



DISTINTIVO QUE PORTABAN LOS PARTICIPANTES
EN EL MEETING,Y QUE SE EXHIBE EN
EL MUSEO ETNOGRÁFICO DE LA REGUERA. CABORANA



Mas tarde, habiéndole perdido totalmente la pista - y, a partir de aquí la historia ya os resulta de sobra conocida a todos vosotros-, cuando en La Bolera de Buciello se celebró el renombrado Meeting International of Cuatreada, en representación de Italia, apareció por Caborana La Giuliana.



CARTEL ANUNCIADOR DEL CONCURSO
INTERNACIONAL DE CUATREADA




La recordareis como aquella real moza, curiosona, con vestido corto e insinuante de vistosos y coloridos lunares, unas veces. Con su peinado infantil rematado por dos simétricas coletas atadas por unos aparentes lazos de tela a juego con el vestido, otras. Y siempre encima de unos esbeltos y lujosos tacones. Para jugar, se ponía encima una especie de bata como la que usaban nuestras madres en la cocina, con una gran inscripción en la espalda que decía: “DIVERTIRSE CON GIULIANA”. Sus días por Caborana suscitaron el disfrute de todo tipo de curiosidades para la mayoría del vecindario y alguna otra cosa, diferente y mas íntima, para unos pocos. Desapareció, igual que había llegado, por sorpresa, tras el inolvidable Torneo. Supe que durante muchos años, hasta el 1980, había sido la campeona nacional italiana de cuatreada. Desde entonces, nada. Y ahora, la tenía delante de nosotros, regentando el restaurante de su fallecido padre.




GIULIANA, DESCANSANDO, EN BUCIELLO,
MIENTRAS ESPERA

SU TURNO PARA EL PULGAR



  • - Il tempo. ¡Era stato a noi!
  • - Sí
  • - E danneggió
  • - Sí

Enseguida nos prepararon una mesa en la terraza posterior, entre las múltiples placas de los vagones de los expresos de todo el mundo que había coleccionado la italiana y que adornaban la estructura del recinto, obstáculos que sorteaba ágilmente La Giuliana para hacernos visitas esporádicas. Dijo que no podía sentarse con nosotros, que la disculpáramos. Le pedí que, por favor, me dejara hacerle una pequeña caricatura en mi cuaderno.

  • - Eccessivo tra. E tende un agguato una schiena

A traición le hice esta fofografía.






La disculpamos disfrutando de la comida que nos fueron sirviendo. De postre, como el resto de los platos, sin pedirlo, nos dieron una exquisita tarta tiramisú, de la que nos enteramos a la despedida que nos la había preparado la misma Giuliana, en sus entreactos, mientras, a velocidad vertiginosa, recibía a los comensales que iban llegando durante la noche, nos guiñaba un ojo a nosotros cuando nos tenía a tiro de su güeyu derechu, calculaba mentalmente las cuentas y entonaba algún estribillo. A toda ostia. Cuando terminamos hasta la última de las copas, alegres, contentos, pensando mas en aquel grato momento que en Isongu el nuestru, nos levantamos tambaleantes y dispuestos a despedirnos con un entrañable abrazo de la Giuliana, pero, …. Ñidia, una vez mas, como una buena sonambulista, había dejado el establecimiento.


.... Sí. Tranquilos. Acabaremos dando con Isongu . Continuará



NOSOTROS, ... Y ROMA-ROMAE ( 4 )

domingo, 7 de marzo de 2010


Hace tiempo que no aparece por este espacio Isongu. Isongu, el nuestru. Pero no por eso creáis que decayó el interés del Blog por su persona. Qué va. Ni por su aportación a la ciencia del derecho. Ni por su vinculación, desde el Exilio, con Caborana. No.

Va para un año que, a sabiendas de que Isongu había pasado una temporada en Los Apeninos, trasladado allí desde Roma para pasar un veraneo huyendo del fuerte calor del Lacio, conociendo la localidad donde había pasado el periodo estival y donde hoy existe lo que en el valle del Rio Negro llaman un Aula de interpretación Histórica ( ¡hay que jodese!, cuanta finura disimulá sobre les madreñes ), para allí encaminamos la marcha un par de ilusionados vecinos de Caborana, con cuatro acompañantes, a quienes supimos trasladar nuestra impaciente curiosidad histórica, para hacer efectiva la múltiple anuencia aventurera y dar con los antecedentes históricos que precisábamos para seguir ampliando nuestro conocimiento sobre el vecino Isongu y sobre, a través suyo, nuestra aportación al mundo de la romanización, aquí llamada, esquemática y declinativamente, Roma-Romae.




El viaje lo hicimos, para aligerar costes, en un vuelo de los de 5 € mas impuestos de Ryanair, desde Pucela a Bérgamo. Creo que ya os conté parte de nuestras andanzas por la Ciudad Alta de Bérgamo y la sorpresa recibida al darnos de bruces con las narices sobre el humeante plato que nos sirvieron el primer día como especialidad gastronómica de la comarca en La Cooperativa Local, ante un aroma ancestralmente interiorizado y, por lo tanto, conocido, que para nosotros eran fariñes y para ellos polenta.

De la Ciudad Baja, nos habían recomendado que, ¡nada de visitas arquitectónicas!, nada, que lo que resultaba imprescindible era pasar por la Trattoria D´Ambrosio. Así que, obedientes, tras una jornada agotadora, hacia allí nos encaminamos con una alegre y esperanzada disposición capaz para enfrentarse a una singular cena. Había un llenazo de la ostia. Ya por los aledaños. Nada mas franquear la doble puerta de cuarterón del establecimiento, había una pequeña barra antigua de madera con una máquina registradora manual, enorme, desproporcionada para lo que era la encimera, detrás de la cual, con idéntica desmesura, un italianón de buena facha, iba despidiendo a la gente según asomaba la nariz y contestaba negativamente a la cuestión que él planteaba acerca de si se tenía reserva previa.





Cómo jode que te larguen así, de esa manera, sin una explicación, con una insultante indiferencia, sin poder comentarle al susodicho que llegábamos desde Caborana, Ca bo ra na , que nos había costado un dolor de riñón el haber dado con aquel paraje en aquella negra y lluviosa noche bergamiana, que …..
De todas formas, la curiosidad por conocer, aunque solo fuera de simple vista, la instalación, nos hizo pasar un poco del apuesto recepcionista, como si no lo entendiéramos, para adentrarnos furtivamente en el restaurante mientras el italiano gritaba:

  • - Ascolto!!!!. Ascolto!!!!


Nosotros, ni palabra. A nuestra colectiva labor investigadora.

  • - Ascolto!!!. Non e piude la transizione
  • - Dagli straneiri. Una condizione non fa


Como que no iba con nosotros, fuimos pasando de la primera sala a la segunda mientras le oíamos al italianón en otro tono diferente, como que ya no nos gritaba a nosotros sino que advertía a otra persona de nuestra actitud, a la vez que azuzaba a alguien contra nuestra intrusión.
Sentimos acercarse, voz en grito, un agudo y penetrante sonido de laringe femenina, jurando, no en hebreo, sino en italiano. Cuando ya la teníamos casi al lado, no existiendo posibilidad alguna de huida y estando todos los comensales pendientes de nosotros, para hacer frente a la tempestad sonora, nos giramos al unísono como guiados por una orden militar.

  • - Giulianaaaaaaaa !!!!!!!
  • - Exiiiiiiiiiiii !!!!!!!!
.... Continuará

C E L E B R A T IO N

miércoles, 3 de marzo de 2010





Cada año, como por estas fechas, los que fueron alumnos de la Academia San José, se veían para celebrar sus años de estudios allí pasados, tirar de recuerdos, sentir el inexorable paso del tiempo, comer, eso sí, cada vez menos, pasarnos una fotos de aquellos tiempos, y pasear por Moreda.

Era Tomás quien se encargaba de todo. Llamar aquí y allí. Reservar restaurante. Decirnos unas palabras. Y, despedirnos con un ¡hastaluego!.

Hace unos años que nos dimos un lapsus. Pero, este año retomamos la celebración. Ya se encomendó Tomás de llamarnos, a los que habíamos asistido a alguna anterior, personalmente. El Blog no podía dejar de hacerse eco del Acto y por eso inserto el Cartel hecho para el acontecimiento por, como siempre, no se sabe quién, y que muchos de vosotros, sorpresivamente
, ya habreis visto, de gran formato, en muchas paredes de las distintas estaciones de Metro de las principales ciudades europeas. Tiene su carga alegórica: las raices del conocimiento adquirido, tan grandes y profundas como la parte documental, situadas paralelamente al lugar de aprendizaje. Pa mí, muy bueno.

Ya lo sabeis. Si nadie os llamó pero fuistes alumnos de La Academia y sentís necesidad de confraternizar con los viejos colegas, acercaros el día señalado hasta Moreda. Nos vemos, a mediodía, nel Campu L´Iglesia. Añadiré que, a diferencia de la Comida que organizan cada año los supuestos Amigos de Caborana, a esta Pitanza acude quien lo desea. Sea hombre o mujer. Alumn@s/os, Profesor@s/es. Ale, ¡ nos vemos !.