LA OUVERTURE (trois)

domingo, 16 de octubre de 2011


....qué pesadas se ponen las del 1004.
¡Pordios!


Por si no lo habíais creido.
Mirar qué gentío


Yo, por exclusivas razones de criterio, fue de los que tomó la salida hacia el norte, (siempre hacia el norte) y me llevaron en volandas, emparedado, al trote, sin poder dejar la manada, hasta, pasado Bustiello, llegar a Santa Cruz de Mieres.

Mientras, en Reballines, se celebraba, a bombo, boato y zanfona en si bemol, el carnaval otoñal. Los feriantes, al ver que no existían entre los habitantes del pueblín compradores para sus mercancías, optaron por regalarlas indiscriminadamente entre el vecindario y enseguida aparecieron por las caleyas, Adosinda, con el gorro de goma amarillo chillón pegado a la cabeza y clavado hasta la nariz otorgándole un aire de recién llegada de Ganímedes, Telvina, con las chanclas bermellón por guantes, glosaba el amasado universal, Tiago traqueteaba con las aletas en uve y con el chaqué negro de la última interpretación teatral , Chemón, con estilosas gafas color malva y un tubo sujeto por debajo de la nariz, no dejaba de anunciar: ¿asústete? né, …



Chelona, totalmente equipá


La fía Norita, ya sabeis cómo yera,
aprovechó pa enseñase



Los bañadores daban variopinto aspecto y múltiple colorido a la vez que entallaban deformaciones cárnicas acumuladas, al haberlos colocado directamente sobre su propia ropa de calle. Las toallas se insertaron sobre palos d´ablanu y pasaron a ser destacados estandartes blandidos a la brisa del nordeste….

Al acto inaugural, como no podía ser de otra manera – menudo son ellos – iba acudir la máxima autoridad regional que se desplazaba en aquellos momentos desde la capital, Oviedo, con dirección a Caborana, quedando cortada la comitiva por el colapso circulatorio, a aquellas horas ya kilométrico. A trancas y barrancas, abusando de sirenas y motos disuasorias, llegó la representación política a los aledaños de Santa Cruz de Mieres, no pudiendo avanzar más adelante, ni subidos en los coches, ni en las motos de la policía, ni arremangando el pantalón y disponiéndose a una larga caminata.

Lo peor es que, ya se sabe cómo son las autoridades públicas, y más, si acaban de aterrizar en la pista del poder, resultan como los vascos, que cuando están a setas están a setas aunque por el suelo se amontonen los rolex, así que como se habían dispuesto y trajeado para una inauguración, había que, por cojones, inaugurar. Y rápidamente se improvisó el correspondiente acto rimbombante sobre un paso de cebra recientemente pintado sobre el parcheado asfalto, frente al antiguo cine de la localidad. A toda prisa se amestaron un sinfín de bolsas de PVC de Alimerca para conformar una especie de cinta rojigualda que se sujetó delante del paso peatonal. Chano, el de la Bolera, tuvo que poner la corbata del entierro de su suegra, para representar a la supuesta autoridad local que, como había sido recientemente elegida, no era conocida por las huestes que llegaron de la capital. De madrina se improvisó a Terona, la carnicera de Grameo que, por si acaso, desarmada y al no entender la trama en la que participaba, se desesperaba y cabeceaba irracionalmente sobre la acera, situación que se entendió como sumisa genuflexión al naciente poder político. A los pitidos iniciales del chiflo del afilador de Maceda que pasaba por la localidad se cantó a capela el viva España, alzar los brazos hijos del pueblo español que vuelve a resurgir…

La pitanza obligatoria, consistente en un surtido de los sanmartines familiares de la localidad, se regó con un vino tierra del Conomato, servida en el Hogar del Jubilado, al otro lado de la calle principal y única de Santa Cruz.

A
esa inauguración, y no a la de la piscina, fue a la que tuve el placer de asistir, porque, como ya os conté, por aquellos derroteros involuntariamente me encontraba. Y los chorizos de Santa Cruz, puedo prometer, los tenían colgados, no como pasa por el resto del país que disfrutan placenteramente de lo insolidario e ilegalmente aprehendido, siendo la envidia general y dando lecciones de economía en los programas específicos de las distintas televisiones.

Pasados los días, en Caborana se anuncia que los cursillos de natación en la nueva piscina no podrían dar comienzo. No porque no hubiera agua. Ni piscina. Ni porque nunca la vaya a haber, sino porque no hay pasarela. No hay pasarela, enteraros. Y que, como pase como con el argallu de la pasada riada y lleve su reconstrucción el mismo ritmo de dicha obra, acabarán tomando la iniciativa los del Casino de Moreda y la harán allí. La piscina. En la bocamina de Cutrifera. Al loro. Que a los vejestorios caciques de al lado les sobran iniciativas. Ya sabeis.




1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Cómo yera Noritina!Ta pa comésela