VIDA NUEVA

jueves, 6 de enero de 2011



Adiós festividades.
Las siete,
y en la cocina ya.
Saco el tarro del café.

Muelo una parte y lo deposito

en el filtro de la sumisa cafetera.

Al fuego, el agua y el café.

Vierto el café recién hecho en una taza forgiana.

Añado leche a la taza, que esperaba,

indiferente, con su café
.
Me lo tomo, como me gusta, bien humeante.

Dejo
la taza,
que tenía el café con la leche, sobre la encimera.

Me acerco a la puerta para salir al trabajo.

Y miro, antes de dar un portazo,

de reojo y con complicidad,

a la taza que tuvo el caliente café con leche

que fingidamente me confort
a.
Bienvenue, la rutina.





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