C A B U D A Ñ U

lunes, 19 de septiembre de 2011


Hace un año. Sí. Tanto. Doce meses. Los hace hoy. De la muerte de Labordeta. Que lo fue todo: profesor, folclorista, cantautor, montañero, diputado, paisano,... A mi me resultó siempre familiar. Tuve la suerte de convivir unos años en Barcelona con un colega de Luceni, y todos los sábados a la noche nos recorríamos los baretos de la calle Aviñó, hasta que nos aguantaba la voz y no se nos estrechaba excesivamente el carré para ir topetando de pared en pared, malentonando los cancios de La Bullonera. Ay, cuánta ironía en aquellas jotas. ¿De dónde somos nosostros?, preguntais: Ayvalaostia!, de Gallur. Respuesta que dan los de Moreda cuando les cuestionan, allende sus fronteras, su lugar de procedencia y contestan: de dónde vamos a ser, de Mieres.





Como pequeño homenaje al cantautor aragonés y para manifestar que no lo olvidaremos facilmente, reproduzco una letra de sus canciones que nos resulta familiar




QUÉ COJONES FAIGO YO AQUÍ

A veces me pregunto
qué cojones hago yo aquí,
explicando la historia
que recién aprendí:
los líos de romanos
de moros y cristianos,
el follón del Isongu
y hasta del otro coté,
donde los yankis tienen
el mango y la sartén.
A veces me pregunto
qué cojones hago yo aquí.

Viendo como la tarde
se duerme frente a mi,
mientras usted, don Castaño,
se evade en el jardín,
mirando de soslayo
las piernas de Milagros,
que confunde a los etruscos
con negros del Rancón
entre miradas tiernas
de Calderos el "empollón".
A veces me pregunto
qué cojones hago yo aquí.

Intentando que aprendan
lo de la Ilustración
cuando ellos sólo entienden
cosas del rock and roll
y haciendo que comprendan
una revolución:
la rusa, la francesa,
de Sinariego o de Tutankamón,
y encontrando a Picasso
perdido con Pomposa
y sentado en su balcón.
A veces me pregunto
qué cojones hago yo aquí.

Viendo cómo los días
se pierden sin un fin
y menos mal que a veces,
una tarde de abril
un vecino te abraza
y te dice: Colega,
qué bien que lo pasabamos
en las clases de francés,
con la visión cachonda
del tiempo que se fue.
A veces me pregunto
qué cojones hago yo aquí.

Intentando que olviden
la gris realidad
y rían con la broma
de hacerles comparar
la influencia mudéjar
con el alá bá,
alá bi, alá bá,
alá bim, bom, bá´
el Santigo, el Santiago,
el Santiago ganará,
que gritan desde el Cantiquín
animando al personal.
A veces me pregunto
qué cojones hago yo aquí.

Y en noches de vigilia
te rondan por doquier
los rostros de Amparo,
de Julia o de Sidorín,
y el gesto de aquel chico
que explicaba en rintintín
la batalla mora del Canamal,
en el cruce sobre el rio,
y que leía unos versinos
del Chique o de Jamín .
A veces me pregunto
qué cojones hago yo aquí.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Parece que esti tren vuelve a funcionar.
Ánimo. Un esfuercín, que el contenido merece la pena.