OTRU PELAÍN

domingo, 11 de mayo de 2008






Esto sigue aumentando. Y Caborana, firme. Y desde aquí, espetandu páxines de la historia local. Tando d´acuerdu con Javier Marias cuando, l´otru día al ingresar na Real Academia, espetoyos quel relatu yera mas fiel a la historia que la propia historia contá po los historiaores. Neses tamos:



(...) En el momento en que interviene la palabra, en el momento en que se aspira a que la palabra reproduzca lo acontecido, lo que se está haciendo es suplantar y falsear esto último. Sin querer, se lo deforma, tergiversa, distorsiona y contamina.


(...) Por mucho que el historiador, el cronista, el memorialista, el biógrafo, el autobiógrafo o incluso el erudito se empeñen en ser «fieles» a carta cabal, su capacidad para serlo es limitada, su visión es subjetiva, su conocimiento es parcial, sus aseveraciones son transitorias, y además, al recurrir a la palabra, están echando mano, como vimos antes, de un instrumento impreciso, metafórico, siempre inexacto, obligadamente figurado, meramente sustitutivo y hasta cierto punto inservible para la tarea


(...) ¿Qué extraña fuerza tiene la literatura, o la ficción, o la representación en general?


(...) Son muchas las razones que se han barajado para explicar tanto la fuerza como la necesidad de la ficción.


(...) Como si precisáramos conocer lo improbable además de lo cierto, las conjeturas y las hipótesis y los fracasos además de los hechos, lo remoto, lo negado y lo que pudo ser, además de lo que fue o lo que es; y, por supuesto, dialogar con los muertos



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