M Á G I C O M E D I N A

jueves, 28 de agosto de 2008



EL COMERCIO
GIJÓN

El abogado Javier Medina fallece de forma repentina a los 62 años
Era colaborador habitual de EL COMERCIO desde los sesenta Hoy, a las seis de la tarde, se le dará el último adiós en el Tanatorio




No, no, no. Nun vos deis vueltes al tarru. Javier nun yera de Caborana. Pero sí yera conocíu y tratau por el que ta escribiendo estes llinies, que si nació nesi pueblu.

Si mirais nos periódicos, vereis en les biografíes apuraes que nellos paecen, que yera un paisanu, con lo queto eso tién de sinificau dentro del pallabreru asturianu. Si profundizais, nes reseñes mas cultes, apunten a que yera un home renacentista. Ye decir, que dabasei to.
Y llera verdá. Yera buen profesional – ya vos pondré otru día les conclusiones a les que llegamos acerca del intercambiu astur-romanu, tal que na Carisa, nel mundu del derechu. Del torcíu, tamién -, buen músicu, buen escritor, buen guionista, buen pintor y meyor diretor de cine…. Amás, disfrutaba con to lo que facía. Yera pura diversión.
Hasta que puntu ye verdá lo dicho, avalalo el fechu de que yo conocilu xugando al fubol. Y, yera la ostia. Tenía una minusvalía nuna pierna, que lu facía coxar y, sinembargu, yera un auténticu fenómenu. Direvos que nel equipu nel que xugábamos tenía´l apodu de Máxicu Medina. Por algu sería, ¿nun vos paez?.

Como se diz mas arriba, yera colaboraor con un artículu semanal nel Comerciu. Esti fue´l últimu apaicíu, que quizás nun sea el mas simpáticu, pero si que da una idea del manexu del surrealismu que, de forma natural, como si nun va la cosa, facía.


RENUNCIATA

Al parecer Renunciata llegó a ver como la mujer se iba de la discoteca con dos pares de pantalones, uno puesto y otro, de color hueco con motivos solares; atado a la cintura, y que corrió tras ella como corren las mujeres tristes hacia su destino y que cuando la alcanzó dicen que le dijo que guapa que como tienes tanta cara de marcharte de la discoteca con mi pantalón de color hueco con motivos solares dejándome en bragas y preocupada, y que la mujer apática le dijo que si se refería al pantalón que llevaba atado a la cintura, que era muy suyo porque lo había adquirido a título de herencia de su madre, fallecida antes de su destete, y que desde entonces lo había llevado siempre consigo, bien en la cabeza, bien en la cintura, aún cuando su color hueco y los motivos solares no hicieran juego con la blusa roja, y añadió que además que qué haces corriendo por la calle en bragas y con una camiseta de color hueco y motivos solares, y me dicen que Renunciata le dijo que si corría era para alcanzarla antes de que cogiese el autobús y se fuera de su vida para siempre, que si iba en bragas era porque ella, la apática, llevaba su pantalón anudado a la cintura y que si la camiseta era de color hueco y con motivos solares era porque precisamente hacía juego con el tan citado pantalón, y me dicen que va la apática y le dijo que no me lo creo y que cogió el autobús y salió de la vida de Renunciata para siempre y que Renunciata tuvo que comprar otro pantalón pero de color raro, porque ya no quedaban de color hueco.

La mano derecha de Renuciata tiene también historia porque un día se calzó en esa mano un guante de una amiga de Britney Spears, que lo había tirado voluntariamente al suelo por ver si lo recogía un sabio o un santo, y se convirtió en ranita y, después, no supo volver a reconvertirse en Renunciata y pasó el verano en el bidet del cuarto de baño de su madre, que se apiadó de ella porque es muy creyente. Y me dicen que Renunciata le dijo a su madre que le quitara el guante y la convirtiera así de nuevo en Renunciata, pero que su madre no quiso ni oír hablar de conversiones no fuera a ser que la convertiera equivocadamente al arrianismo y que le contó no sé qué historia de Job y de unas ovejas y que le dijo que cuanto más sufriera como rana mayor recompensa obtendría en la otra vida, así que me dicen, y yo me lo creo, que Renunciata sigue hoy ejerciendo de ranita y que ha tenido que ponerse a régimen porque la alimentación que le da su madre no es la más indicada para un batracio y me dicen que la madre dice a los vecinos que es feliz porque su hija no es de las de meter a su madre en una residencia y que ha regresado a casa para cuidarla y hacerle compañía.

En cuanto a la dentadura de plástico de Renunciata, resulta que la había comprado en el rastro a un ladrón de gallinas creyendo que era de juguete pero resultó que era de Don Manuel María Menéndez Pérez que se la había cedido poco antes de manera casi voluntaria al improvisado vendedor de dentaduras que seguramente pensó que había oro allí adentro o que era la dentadura de una gallina. La historia de la dentadura deriva de los dos problemas creados con su adquisición, puesto que, primero, no sé que va a poder hacer una ranita con una dentadura de broma, y, segundo, si Don Manuel Maria Menéndez Pérez deseara recuperar su dentadura para morder a algún familiar tendría que demandar judicialmente a una rana.


Pues na, que la guadañota nun para y nun atiende a méritos de ningún tipu. ¡Que sei va facer!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Como dice el poeta: "...... más vale morir con las botas puestas....... que arrastrando las zapatillas por las frías baldosas de un asilo......" (descanse en paz) Paloma.